Pablo empieza otro tema y Seba le pasa el mate.
Mica guarda los apuntes. Ahora rinde Semiología y la cabeza no le da para más. Ella sí se quedó estudiando, no quiere decepcionar a mamá. Después de que su hermana mayor largara los libros y se fuera de mochilera, después de que su hermano tuviera el accidente con la moto y se dejara estar, ya no quería causarle nada más. Era la esperanza de la casa, Mica. Naty era la inteligente de la familia, todos lo sabían en la casa, pero le había pintado la rebeldía. Su perfectísima hermana mayor había terminado abanderada en un colegio importante de Santa Fe, se había ido a vivir a La Plata, sola, había entrado a la facultad de medicina y estaba rindiendo excelente. Laburaba, consiguió novio... un chico de Colombia. Él no estudiaba, era artesano. Ella empezó con el arte. Mezclaba la carrera con el macramé y las artesanías. Cincuenta y cincuenta. Treinta-setenta. Dejó la carrera. Se dedicó a su amor, largó todo. Se fue a Colombia. Anda paseando, viviendo de lo que hace. Por lo menos es feliz. Manu era lo contrario. Le iba mal en casi todo, era el nene de mamá. Para los dieciséis le regalaron la moto que tanto quería. A las dos semanas de sacar el registro, chocó de noche. Había salido con los amigos, ni se enteró del choque. Se despertó una semana después en el hospital, con la madre llorando al costado. Cuando lo llevaron a casa, la madre lo siguió cuidando. Papá no existía, vivía laburando. Así era que nunca les faltó nada... Nada salvo un padre.
Así se había criado Mica, la Flaqui le decían. Sabía que ahora estaba ella. Sabía que nadie le iba a decir nada, la iban a bancar como habían bancado a Natalia, pero sabía que podía quemar el corazón de mamá. Así que se bancaba el peso sobre el alma y el sueño sobre los ojos y estudiaba hasta que no daba más. Así le iba, tres materias adentro y contando.
Se tiró contra la pared y miró a Pablito, que seguía con su música. Sonaba un blues muy triste. Termina la ronda. Seba sonríe, le toca a él, media hora cebando y puede tomar.
-¿Qué hora es? -
-Las once. Uhh, boludo, dale que no llegamos. Es re puntual este pelado.
Dale, dale, arriba. Todos se levantan, con los bolsos y camperas colgando.
-¡La puta que los parió a todos! ¡Se acabó el agua!
Seba se queda con las ganas del último mate, Mauri se lo arranca de la mano.
-Dejalo, ya fue. Total ya tenemos clase.
Cada uno agarra para un lado diferente.
Todos tienen clase.
Por lo menos pasaron un rato con amigos. O con extraños. Un poco de todo.
FIN.