Corro, estoy tarde. No puedo creer qe me demoré tanto. En la calle no hay nadie. Encima llueve.
Un hombre pasa en contramano, corriendo con zapatos y traje. Seguro que se escapó de la oficina.
No hay un alma, salvo en un lugar.
El bar. Está hasta las manos. Están todos. La mayoría hombres, todos con amigos, algún que otro colgado solo en una mesa, vasito en la mano que tiembla, un cajero hipnotizado con la tele 20` del rinconcito. Nadie habla, se susurra,los ojos de todos fijos en la pantalla.
Voz baja, nervios y dos colores que copan el lugar.
La plaza, en silencio. No hay gente. En ningún lado.
Todo es silencio, vacío, quietud. Como si fueran las cuatro de la madrugada en plena mañana/mediodía. La gente desaparece, los negocios se cierran, las oficinas se vacían y las persianas bajas copan la visión.
Sigo corriendo, cruzo la calle y casi me pisa un coche. Va a todo lo que da, con la banderita celeste y blanca ondeando en la ventanilla y tratando el conductor de encontrar la radio correcta. También debe estar tarde.
Llego a la parada, me empiezo a poner nerviosa. No hay nadie, no pasa un sólo colectivo. Los choferes tampoco quieren estar en la calle a estas horas.
Quince minutos, me empiezo a desesperar. Estoy más que tarde, y éste que no llega.
Aparece el 29 en la distancia, y ruego que pare, no puedo esperar más. Frena lo suficiente para que me cuelgue de la escalerita y sale a todo motor. Adentro es silencio, todos firmes como si sonara el himno y la radio a todo volumen. Faltan diez minutos. Ya empieza. Se empiezan a escuchar gritos de la hinchada y el aire se puede cortar con cuchillo. La gente está tensa, parece que el conductor nos va a matar a todos de la poca atención que presta a la ruta.
Todos duros, esperando. Llego a casa,bajo corriendo, me esperan firmes frente a la tele.
Arranca el himno, veintidós argentinos jugando todo con lágrimas en los ojos mientras suena, toda una hinchada esperando del otro lado de la cámara. Todos firmes, suena la pava para el mate, pero minga que nos levantamos, no nos vamos a perder el primer segundo, deconecten el teléfono, que nadie joda, el timbre no existe... Temblamos, pitido,
uh, empezó el partido, me fui.
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