Se levantó y se fue.
-No hay nada más que decir, le dijo.
Y era verdad.
Ya no quedaban más palabras por decir.
Pero entonces,
¿Por qué sintió esa necesidad de soltar tantas cosas en ese momento?
¿Por qué se le cerró así la garganta?
¿Por qué tuvo de repente la necesidad de gritarle mil verdades al oído?
Y lo más importante, por qué se quedo callada…Muda…
Se guardó en el corazón mil palabras nunca habladas, mil sentimientos mal expresados y mil miradas confundidas…
Metió en el bolsillo todas esas broncas curadas a besos y esas sonrisas del pasado.
Los buenos momentos giraban en su mente acompañadas de llantos en su honor y risas compartidas.
Colmada su cabeza, todo aquello que faltaba decir salió en forma de lágrima, naciendo en sus ojos tristes y muriendo rápidamente en sus labios sellados.
Solamente lo miró partir.
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